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Cómo está cambiando la forma de consumir ropa en el mundo (y por qué la moda vintage es el futuro)

| Andrea Neare

La ropa de segunda mano es tendencia y esta forma de consumo triunfa por 3 motivos principales: sostenibilidad, precios económicos y piezas exclusivas de calidad.

El consumo de prendas de segunda mano sigue su tendencia al alza. Podemos afirmar que ya se ha consolidado como un hábito entre los más jóvenes, que lo ven como una oportunidad para encontrar piezas únicas a buen precio y fomentar la sostenibilidad a favor del planeta. 

Podríamos decir que los jóvenes están cambiando la industria. La generación Z, seguida de la Millennial, se define como una generación rebelde, con ganas de romper con lo establecido y con ganas de cambiar lo que las grandes industrias del ‘fast fashion’ marcan. Lo cierto es que los jóvenes buscan ese factor diferenciador cuando compran ropa de segunda mano. Por eso, hay mucha más tendencia al consumo de ropa vintage: te hace sentir único, nadie más va a tener la misma prenda que tú.

Esto nos recuerda a la época de finales de los 90 y los 00s. Podemos comparar el contexto con el de aquel momento en el que el Love Parade de Berlín o festivales como Woodstock 99 tuvieron una gran influencia. Los jóvenes se rebelaron contra el sistema y lo establecido, por eso comenzaron a vestirse de forma más alocada para mostrar su desacuerdo ante la sociedad del momento. 
A este factor le sumamos que cada vez son más los consumidores que se lo piensan dos veces antes de hacer una compra compulsiva y ‘low cost’, así como se preguntan sobre las condiciones en las que se ha fabricado la prenda y sus materiales. 

Según datos de un nuevo estudio de Boston Consulting Group (BCG) y Vestiaire Collective, What an Accelerating Secondhand Market Means for Fashion Brands and Retailers, el mercado de lujo y moda de segunda mano se ha triplicado desde el año 2020 sin signos de desaceleración y se espera que la ropa de segunda mano represente el 27% de la moda que consume el comprador promedio en 2023. 

Su éxito se debe a la combinación de varios factores: consciencia medioambiental, precios más económicos y prendas únicas y diferentes. Además, el estudio confirma que la variedad de productos sigue siendo importante y el segundo motivo del consumo de este tipo de moda. 

En los últimos años ha surgido un nuevo término que ejemplifica muy bien una mentalidad que poco a poco se va instaurando en la sociedad actual. Köpskam es un neologismo sueco, creado con el objetivo de reducir la compra compulsiva de prendas de vestir por su alto coste climático y su impacto medioambiental. Podemos definirlo como la vergüenza asociada a comprar mucho, especialmente, ropa y accesorios baratos. 

Además, la Comisión Europea acaba de presentar una estrategia a largo plazo con la que a partir de 2030 exigirá que las prendas se diseñen para ser más "duraderas, reutilizables, reparables, reciclables y eficientes desde el punto de vista energético". 

Los cambios están empezando y gigantes como Zara ya han empezado a introducirse en el negocio de la ropa de segunda mano. De momento, el gigante de Inditex ha lanzado (solo en Reino Unido) una plataforma que permite darle una segunda vida a la ropa que ya se ha usado. 

El futuro de la moda tiene una clara tendencia hacia la moda vintage, el consumo de ropa de segunda mano y la sostenibilidad. ¿Cómo lograrán las grandes cadenas adaptarse a esta nueva forma de comprar? ¿Puede el ‘fast fashion’ ser sostenible? 

By: Laura Esteban

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